LA CASA DEL FANDANGO


“LA CASA DEL FANDANGO” con el seudónimo SOL Y ARENA II, obtuvo Mención Honrosa en el II Concurso de Cuentos y Leyendas (1991) convocado por Radio Cutivalú y CIPCA-PIURA.


LA CASA DEL FANDANGO


La llegada del Ferrocarril en el año 1879 se sumó a los acontecimientos que marcaron una época de auge y desarrollo del pueblo de La Huaca, especialmente en el aspecto comercial. Muy cerca de la estación ferroviaria, se construyeron casas de gran atractivo, hoy destruidas o deterioradas por acción del tiempo o del hombre.
La casa que hoy nos ocupa se encontraba cerca a la vía férrea y era ocupada por una señora de edad y sus tres hijas solteras, muy elegantes y bonitas. Nadie da razón de cómo y de dónde llegaron, pero si coinciden en el apellido de esta familia, que no es el caso revelar.
Seguramente algún patrimonio hacía que estas damas vivieran muy cómodamente, manteniendo la casa muy aseada y reluciente por lo que la gente del pueblo se sentía con cortedad en tratar con ellas, suscribiéndose su círculo de amigos a un reducido número de personas.
Todos sentían curiosidad por conocer el interior de dicha casa pero solamente llegaban a sus oídos lo que, sobre ella, contaban el aguador o el carbonero. Por las noches, suaves melodías arrancadas de un piano de cola por una de las mujeres llenaban el espacio pueblerino.
Se cuenta que una de estas noches ingreso al pueblo un hombre montado en un hermoso caballo y que por un rato estuvo escuchando la música que fluía desde aquella casa para luego dirigirse a tocar la puerta; haciéndose frecuente, desde aquella vez, las visitas del extraño personaje, y seguidas también las fiestas que ahí se organizaban.
Por aquella época había invadido a la provincia, llegando seguramente por el puerto de Paita, un ritmo musical conocido como “La pierna con betún”. Las fiestas en aquella casona fueron abundando y la cadencia suave de la música se trocó por el ritmo frenético y alegre del... “tum, tum,... la pierna con betún”, interpretado por los ágiles dedos de la menor de las cuatro mujeres. Al principio, la melodía gozó de la simpatía de los pobladores que la aceptaron, la llevaron a sus fiestas, la tararearon, pero luego se convirtió en algo odioso y molesto; peor aún, cuando el fandango duraba hasta la madrugada.
Una noche, en una de estas fiestas, donde todo era baile, borrachera, frenesí y carcajadas, burlando la vigilancia de los encargados de no dejar pasar a menores, un muchacho se introdujo debajo de una mesa para observar de cerca el jolgorio. Tras el mantel, los ojillos de éste brillaban de emoción y no perdían ningún detalle. Los zapatos de charol de las damas y los botines de becerro de los caballeros se agitaban en loco zapateo al compás de la música del “tum, tum, la pierna con betún” llamándole la atención el brillo y el sonido de las espuelas sujetas a las botas del misterioso personaje vestido de blanco. Algo que el muchacho captó bajo las mangas del pantalón y que en primera instancia no pudo definir lo incitó aún más, así que aprovechando un momento de descanso de las parejas y de que el personaje se sentara junto a la mesa, se llegó hasta los mismos calcetines del hombre y al descubrir lo que le había incitado la curiosidad, salió despavorido gritando... ¡tiene rabo...! ¡tiene rabo...!, a la par que todos los objetos de vidrio de la casa se hacían pedazos, las luces se apagaban y el teclado del piano se movía solo, produciendo una música diabólica que silenciaba el grito de los invitados que luchaban por ganar la calle.
Nadie supo dar explicación de cómo se esfumó el extraño personaje de blanco, pero este hecho engendró mil comentarios e historias increíbles como ésta. Los invitados a la fiesta fueron los más acosados por los preguntones del pueblo, pero todos guardaron silencio y el muchacho fue enviado por sus padres a otro pueblo.
Una mañana, a escasos días del acontecimiento, los vecinos repararon que la casa estaba vacía, las puertas abiertas y aquellas mujeres habían desaparecido tal como llegaron: en silencio.
Comentarios pueblerinos hasta hoy conservados, dicen que el extraño personaje era el demonio que había hecho pacto con esa familia para apoderarse de las almas extraviadas por las sendas del pecado, pero que aquella noche la curiosidad de un niño las salvo.

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